ORA

Semillas de resiliencia: El movimiento de un becario de la ORA para

De María Victoria “Vivi” Jaramillo, becaria de ORA

La Reserva de Biosfera del Chocó Andino en Ecuador se encuentra a una hora de la jungla de cemento de Quito, pero para la mayoría de sus habitantes, la distancia es aún mayor. Entre las luces de los semáforos y las videollamadas por Zoom, los que vivimos en la ciudad nos olvidamos de la interdependencia entre los alimentos en nuestra mesa y el trabajo en el campo.

Es entonces que, desde nuestros entornos urbanos envanecidos, el colectivo Quito Sin Minería se pregunta constantemente: ¿cómo llevamos la esencia del bosque a la ciudad? ¿Cómo representamos su vida, su agua limpia y su magia? Con conciencia y responsabilidad cuidadosa, decidimos llevar el latido del Chocó Andino a Quito, cada vez que podemos.

El año pasado celebramos nuestro primer aniversario: un año desde que el 70% de Quito eligió el cuidado de la naturaleza, la vida, y el campo; un año desde la prohibición de la minería en la ciudad. Una victoria sin precedentes que unió a los sectores urbanos y rurales de la ciudad, y creó un marco legal para proteger la biodiversidad de la región.

Durante los festejos, llenamos nuestros bolsillos de semillas intangibles, acompañados por los heroicos camaradas del referéndum de Yasuní (quienes lograron la prohibición de extracción de petróleo de sus territorios ese mismo día).  Mientras marchábamos al unísono a 2.850 metros sobre el nivel del mar, plantamos esas semillas que realzaron la importancia de la unión y la conexión para construir un futuro colectivo que rinda culto a la naturaleza.

La marcha terminó en el Parque La Carolina, donde en un puente que sobrepasa la pequeña laguna artificial del parque, preparamos un altar. Este simbolizó la importancia de la comida, mientras abajo, una canoa activista flotaba en las aguas. Los transeúntes del parque fijaron sus miradas.

El latido fue cada vez más fuerte, hasta que, por un momento, nos llevó a todos, y creo que todos en ese parque, aún por el más efímero segundo, sintieron lo esencial que es el Chocó Andino. En un destello, honramos la vida que alberga, su agua limpia y su lugar sagrado. Espero que nunca olvidemos o subestimemos la importancia de estos momentos, cuando como una manada deliberada, damos gracias, honramos, reafirmamos nuestros propósitos y celebramos. Aquí, con bailes y exigencias de justicia, es claro: la celebración y la lucha son cómplices necesarios.lices.

Construir la comunidad a través del activismo

Durante la preparación del evento, realizamos actividades artísticas, cocinamos, participamos de clases de cocina dictadas por un chef, hablamos sobre nuestros proyectos y de cómo las diversas iniciativas de esperanza y activismo se complementan. Artistas, voluntarios, y habitantes del Chocó Andino se unieron, y reflexionaron sobre cómo la siembra de semillas colectiva va a lograr fortalecer el tejido social y la capacidad de organización. Cada vez que nos reunimos o marchamos juntos, profundizamos el espíritu de un futuro colectivo.

Quito Sin Minería no tiene poder obvio como una banda presidencial, pero somos raíces subterráneas implacables, entrelazándonos cada vez más. Nuestra re-existencia nos señala hacia la sanación del desequilibrio que vemos todos los días: la acumulación de poder que roba el gran vientre de la Pachamama, y un intenso llamado a protegerla. Verdaderamente, el llamado es protegernos a nosotros mismos y dar un mundo digno a aquellos que siguen.

La celebración del 20 de agosto duró solo unas horas, pero en el cemento, la memoria de los voluntarios marchantes sigue viva, en el agua, la memoria del bote flotante permanece y en nuestros corazones, las semillas están germinando. El pulso del Chocó Andino se expande.

Más información sobre Vivi

María Victoria “Vivi” Jaramillo es una geógrafa humana y activista ambientalista de Ecuador que ha estado liderando iniciativas de protección del medio ambiente desde 2019. Como becaria de Omega Resilience Awards (ORA) 2024 en América Latina continúa trabajando en pos de la preservación del medio ambiente en su país de origen.

La travesía de Vivi comenzó en 2015, cuando obtuvo una beca para estudiar en Londres, donde se especializó en las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente. Durante su estadía, se unió a Extinction Rebellion, un movimiento de desobediencia civil que aborda la crisis ambiental. Continuó su trabajo a nivel regional en América Latina desde 2021 hasta 2022.

Su compromiso con las causas ambientalistas la llevó a cofundar el Movimiento de Organizaciones Ambientales de Ecuador (MOAE), donde organizó huelgas climáticas juveniles a nivel nacional. También colaboró con la revista digital mutantia.ch, realizando investigaciones sobre los efectos nocivos de la industria agrícola ecuatoriana, y participó en la iniciativa regional post-Covid denominada “El Pacto EcoSocial del Sur”.

Vivi se unió al equipo de voluntarios de Quito Sin Minería en 2022 y desempeñó un papel fundamental en la recolección de firmas para impulsar una consulta popular anti- extractivista. Su equipo logró recabar cerca de medio millón de firmas, lo que evidenció el amplio apoyo ambientalista en la región. En 2023, Vivi dio charlas a 4.000 alumnos de escuelas, dirigió el grupo de voluntarios y llevó a cabo la campaña territorial-activista a favor del voto por la naturaleza. Esta campaña culminó con el triunfo del referéndum que prohibió la minería en seis distritos del Distrito Metropolitano de Quito, aniversario que celebramos hoy.

En la actualidad, Vivi sigue estudiando temas relacionados con la salud mental de niños y mujeres, a la vez que continúa con su trabajo de incidencia, siendo un ejemplo del espíritu de resiliencia y compromiso que define al colectivo de las Becas ORA.

Gracias a Esteban Barriga por su contribución importante en la escritura de este texto.

SIMILAR ARTICLES

Join The List