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Una Escuela de Periodismo, un Fueguito y una Estrella / A Journalism School, a Little Fire and a Star

“Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que,

algún día,cada uno pueda encontrar la suya”

El Principito

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Vivimos tiempos difíciles para los soñadores. El cobre destruye montañas en Argentina, los derrames de petróleo destruyen selvas en Perú y la búsqueda de oro contamina los ríos de toda la Amazonía. La instalación de hidroeléctricas amenazan a los pueblos de Chile, Bolivia y Brasil. El extractivismo, practicado por grandes corporaciones, ahora viene acompañado del crimen organizado.

Mientras la codicia amenaza los derechos de la naturaleza y de los pueblos que habitan en ella, el mundo de las ideas no vive un mejor horizonte. La crueldad está de moda. La impuso el poder económico y se ha replicado a pequeña escala a través de las redes sociales. Cualquiera con una cuenta abultada se cree un sabio pensador.

Frente a este panorama poco esperanzador, en Bolivia hemos podido encender un fueguito que se suma a un mar de fueguitos que buscan encender la llama de la solidaridad, de la fraternidad y del entramado de luchas para construir un mundo mejor. Nuestro fueguito es sencillo: creamos una escuela de periodismo indígena y ambiental con el objetivo de formar a comunicadores especializados en estos temas.

Acabamos de comenzar el segundo grupo conformado por 27 estudiantes de 11 pueblos y naciones: Monkox, Chiquitano, Guaraní, Guarayo, Uchupamiona, Esse Ejja, Tsimane, Tacana, Cavineño, Aymara y Quechua. De este modo, tenemos educandos y educandas del Altiplano, del Chaco y de la Amazonía bolivianas. Por supuesto que también contamos con alumnos no indígenas que desean contribuir a informar estos temas.

La formación de dos años está dividida en cuatro semestres. Cada semestre está conformado por cuatro seminarios de 12 clases cada uno. Gracias a la cooperación internacional, todos los estudiantes están becados y todos los profesores reciben un salario. Conformamos un plan de estudio que entrelaza las herramientas clásicas del periodismo, con la teoría y los nuevos formatos de redes sociales: periodismo indígena, comunicación ambiental, derecho indígena, derechos de la naturaleza, ecología política, periodismo y género, taller de redes sociales, teatro aplicado a la comunicación, producción audiovisual o taller de streaming. 

El primer grupo de estudiantes nos enseñó que nuestra escuela de periodismo indígena y ambiental tiene tres objetivos principales:

– formar periodistas que puedan explicar estos temas a la opinión pública general

– formar periodistas indígenas que puedan informar a sus comunidades y territorios

– formar jóvenes líderes que tendrán roles ejecutivos en sus pueblos

Sumando los dos grupos, tenemos unos 39 alumnos que están satisfechos con los estudios recibidos. Algunos de ellos han comenzado a ocupar lugares en Organizaciones No Gubernamentales, que comienzan a informar por las redes sociales o que son convocados como técnicos de sus organizaciones indígenas. Asimismo, se forman con otras capacitaciones y aplican a diversas becas.

Paralelamente, en 2023 hemos realizado un viaje de estudio a San Ignacio de Moxos, donde visitamos el Territorio Indígena Multiétnico. Para este año tenemos como proyectos que el primer grupo participe como periodistas del XI Foro Social Panamazónico (FOSPA) en Rurrenabaque y que el segundo grupo visite el Parque Nacional Madidi. Todavía tenemos que calcular el presupuesto.

Frente a un contexto difícil, nuestro fueguito iniciado en agosto de 2022 ya va a cumplir con su segundo año de vida. Los estudiantes están felices. Los profesores están felices. Y yo también estoy feliz. Ahora los dejo porque tengo que echarle un poco de leña al fueguito. Me gusta mirarlo, sentarme a su lado y acercar mis manos cuando hace frío. 

Está brillando. Ojalá siga brillando hasta convertirse en estrella.

Vivimos tiempos difíciles para los soñadores. El cobre destruye montañas en Argentina, los derrames de petróleo destruyen selvas en Perú y la búsqueda de oro contamina los ríos de toda la Amazonía. La instalación de hidroeléctricas amenazan a los pueblos de Chile, Bolivia y Brasil. El extractivismo, practicado por grandes corporaciones, ahora viene acompañado del crimen organizado.

Mientras la codicia amenaza los derechos de la naturaleza y de los pueblos que habitan en ella, el mundo de las ideas no vive un mejor horizonte. La crueldad está de moda. La impuso el poder económico y se ha replicado a pequeña escala a través de las redes sociales. Cualquiera con una cuenta abultada se cree un sabio pensador.

Frente a este panorama poco esperanzador, en Bolivia hemos podido encender un fueguito que se suma a un mar de fueguitos que buscan encender la llama de la solidaridad, de la fraternidad y del entramado de luchas para construir un mundo mejor. Nuestro fueguito es sencillo: creamos una escuela de periodismo indígena y ambiental con el objetivo de formar a comunicadores especializados en estos temas.

Acabamos de comenzar el segundo grupo conformado por 27 estudiantes de 11 pueblos y naciones: Monkox, Chiquitano, Guaraní, Guarayo, Uchupamiona, Esse Ejja, Tsimane, Tacana, Cavineño, Aymara y Quechua. De este modo, tenemos educandos y educandas del Altiplano, del Chaco y de la Amazonía bolivianas. Por supuesto que también contamos con alumnos no indígenas que desean contribuir a informar estos temas.

La formación de dos años está dividida en cuatro semestres. Cada semestre está conformado por cuatro seminarios de 12 clases cada uno. Gracias a la cooperación internacional, todos los estudiantes están becados y todos los profesores reciben un salario. Conformamos un plan de estudio que entrelaza las herramientas clásicas del periodismo, con la teoría y los nuevos formatos de redes sociales: periodismo indígena, comunicación ambiental, derecho indígena, derechos de la naturaleza, ecología política, periodismo y género, taller de redes sociales, teatro aplicado a la comunicación, producción audiovisual o taller de streaming. 

El primer grupo de estudiantes nos enseñó que nuestra escuela de periodismo indígena y ambiental tiene tres objetivos principales:

  • formar periodistas que puedan explicar estos temas a la opinión pública general
  • formar periodistas indígenas que puedan informar a sus comunidades y territorios
  • formar jóvenes líderes que tendrán roles ejecutivos en sus pueblos

Sumando los dos grupos, tenemos unos 39 alumnos que están satisfechos con los estudios recibidos. Algunos de ellos han comenzado a ocupar lugares en Organizaciones No Gubernamentales, que comienzan a informar por las redes sociales o que son convocados como técnicos de sus organizaciones indígenas. Asimismo, se forman con otras capacitaciones y aplican a diversas becas.

Paralelamente, en 2023 hemos realizado un viaje de estudio a San Ignacio de Moxos, donde visitamos el Territorio Indígena Multiétnico. Para este año tenemos como proyectos que el primer grupo participe como periodistas del XI Foro Social Panamazónico (FOSPA) en Rurrenabaque y que el segundo grupo visite el Parque Nacional Madidi. Todavía tenemos que calcular el presupuesto.

Frente a un contexto difícil, nuestro fueguito iniciado en agosto de 2022 ya va a cumplir con su segundo año de vida. Los estudiantes están felices. Los profesores están felices. Y yo también estoy feliz. Ahora los dejo porque tengo que echarle un poco de leña al fueguito. Me gusta mirarlo, sentarme a su lado y acercar mis manos cuando hace frío. 

Está brillando. Ojalá siga brillando hasta convertirse en estrella.


A Journalism School, a Little Fire and a Star

“I wonder if the stars light up so that, one day,

everyone can find their own.”

The Little Prince

We live in difficult times for dreamers. Copper destroys mountains in Argentina, oil spills destroy jungles in Peru, and the search for gold pollutes rivers throughout the Amazon. The installation of hydroelectric plants threatens the people of Chile, Bolivia and Brazil. Extractivism, practiced by large corporations, is now accompanied by organized crime.

While greed threatens the rights of nature and the people who live in it, the world of ideas does not experience a better horizon. Cruelty is in fashion. It was imposed by economic power and has been replicated on a small scale through social networks. Anyone with a large account believes themselves to be a wise thinker.

Faced with this not very hopeful panorama, in Bolivia we have been able to light a little fire that adds to a sea of ​​fires that seek to light the flame of solidarity, fraternity and the network of struggles to build a better world. Our little fire is simple: we created a school of indigenous and environmental journalism with the aim of training communicators specialized in these issues.

We have just started the second group consisting of 27 students from 11 peoples and nations: Monkox, Chiquitano, Guarani, Guarayo, Uchupamiona, Esse Ejja, Tsimane, Tacana, Cavineño, Aymara and Quechua. In this way, we have Bolivian educators and educatees from the Altiplano, the Chaco and the Amazon. Of course we also count on non-Indigenous learners who wish to contribute to informing these issues.

The two-year training is divided into four semesters. Each semester is made up of four seminars of 12 classes each. Thanks to international cooperation, all students receive scholarships and all teachers receive a salary. We form a study plan that interweaves the classic tools of journalism, with the theory and new formats of social networks: indigenous journalism, environmental communication, indigenous law, rights of nature, political ecology, journalism and gender, social networks workshop, theater applied to communication, audiovisual production or streaming workshop.

The first group of students taught us that our school of indigenous and environmental journalism has three main objectives:

– train journalists who can explain these issues to the general public opinion

– train indigenous journalists who can inform their communities and territories

– train young leaders who will have executive roles in their towns

Adding the two groups, we have about 39 students who are satisfied with the studies they received. Some of them have begun to occupy places in Non-Governmental Organizations, which begin to report on social networks or who are called as technicians of their indigenous organizations. Likewise, they are trained with other training and apply for various scholarships.

At the same time, in 2023 we have made a study trip to San Ignacio de Moxos, where we visited the Multiethnic Indigenous Territory. For this year we have as projects that the first group participates as journalists in the XI Pan-Amazon Social Forum (FOSPA) in Rurrenabaque and that the second group visits the Madidi National Park. We still have to calculate the budget.

Faced with a difficult context, our little fire started in August 2022 is now celebrating its second year of life. The students are happy. The teachers are happy. And I’m happy too. Now I’m leaving you because I have to add some fuel to the fire. I like to look at him, sit next to him and bring my hands closer when it’s cold.

It is shining. I hope he continues to shine until he becomes a star.

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